viernes, 21 de agosto de 2009

Café El olvido


Ella y él se sientan en una mesa en la mitad del salón del café y creen que pasarán desapercibidos. Ambos saben por qué están ahí, pero lo disimulan como quien sabe el secreto de que dios no existe. Se miran como siempre, pero sus ojos se dicen “¿Vas a hablar vos primero?”. Él pasa las hojas de la carta sin leer, ella busca su celular en su bolso porque cree haberlo oído sonar, pero sabe bien que lo apagó porque no quiere ser interrumpida. Ella lo va a dejar, y sabe que él está al tanto de que el amor que los unía se fue en la última pitada del cigarrillo que compartieron la última noche que pasaron juntos, hace cinco días.
Pensar en momentos en los que hacen falta palabras suele hacer que el tiempo se dilate, se vuelva tan elástico como el primer chicle que come un niño. Él la mira fijo unos instantes, ella tiene la mirada perdida detrás del ventanal que da a la Avenida de Mayo. Él suspira y siente que con esa exhalación se van algunas de las tardes en las que juntos tiraron piedras al lago cerca del campo de su familia.
Cuando ella vuelve la mirada hacia él se da cuenta de que el espejo que solía ver está roto y se ve partida, en fragmentos. No siente angustia porque sabe que lo inevitable no se sufre, se padece.
-Sabés que esto es difícil -comenzó al fin ella-. Me duele porque no sos uno más.
Él no duda del dolor de ella, y no puede juzgarla porque diga que no es uno más.
-Si esto fuera fácil… -murmuró entre dientes él-.
-Si esto fuera fácil seguiríamos siendo uno –ayudó ella, y terminó la frase que él no se animó a soltar-. Sabés que tengo que irme.
-Sí, lo sé, es tu vida y tu oportunidad –dijo él-. Sería mentirme a mí mismo decir algo distinto.
-Nos va a hacer bien –continuó ella con una sonrisa nostálgica y sincera-. Además, cuando nos volvamos a ver es probable que no nos reconozcamos.
Él sonríe y saca la mirada de la madera ya gastada de la mesa. Se encuentra nuevamente con esos ojos miel que le transmiten algo similar al calor del vientre materno.
-Sí, eso sería lo mejor que podría pasarnos –pensó en voz alta él, como siempre que hablaba con ella.
Ella se para y se acomoda el saco de hilo que lleva puesto. Lo mira completo con la certeza de que esa imagen será ese momento y nada más, que no lo recordará la próxima vez.
-Chau, hermanito –dice ella, y lo besa en la frente.

Ella sale por la puerta lateral del café y se mezcla en el aluvión de gente. Él se da cuenta de que no volverá a verla, y es feliz.
 

8 comentarios:

  1. Quien habra sido la hermosa (? señorita que habra sugerido el nombre? :P jajajja no se pero estoy segura que es muy copada.. (mucha mentira ya).. Un beso nene =)

    Dn

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  2. Opa!opa!
    cuanto material terapeutico
    tenemos aca para analizar...
    muy bueno, pibito!!!
    Ailaviu
    Majola

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  3. Adro, muy buen primer posteo, veo que estamos tangueros. Me desconcertó algo.. es el hermano? Yo pensé que era el novio. Es un tipo de truco argumental? Tengo que releer
    Te felicito por el blog y espero ver más post tuyos
    un abrazo
    juan m

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  4. Juancito,
    Viste cuando abre un comercio y la atención es la mejor y los precios son más baratos? Bueno, esto es más o menos algo así. Con lo cual, él va a ser quien quieras vos que sea. Te agradezco que hayas pasado y comentado, y Pommez ya tendrá un lugar beneficiado por aquí.
    Un abrazo grande

    El heredero del éter.

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  5. ¿Cómo funciona esto? Yo quiero tomar un café. ¿Puedo entrar por la puerta lateral, o es sólo para salir "ella"? ¿Me dejarán sentarme en la mesa de Cortázar? .......

    Adrian: Prometedora Opera Prima.

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  6. Me encanto adri :)






    Belu c.

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